Veintisiete años después de debutar en el panorama literario y tras haber recibido premios como el Planeta, Espido Freire continúa encadenando publicaciones y desafiando etiquetas. La escritora ha participado esta tarde en la Feria del Libro de Valladolid en una cita que ha combinado la reflexión literaria con el entusiasmo pedagógico, y en la que ha abordado su faceta como autora para jóvenes y su admiración por la figura de Jane Austen, a quien ha dedicado ya tres libros.

En apenas un año, Freire ha publicado seis títulos, entre ellos El diario de la peste, obra juvenil galardonada recientemente y que —según confesó— le ha dado “una de las mayores satisfacciones” de su carrera. “Estamos en la tercera edición y la acogida, tanto de la crítica como del público, ha superado todas mis expectativas. Es raro que un libro juvenil despierte tanto interés fuera del circuito especializado”, ha explicado la autora, que se mostró especialmente comprometida con el público adolescente: “No hago concesiones a la sencillez. Hay respeto por el lector, tenga doce años o cincuenta”.

Desde 2001 escribe literatura infantil y juvenil, un género al que accedió —ha revelado— recuperando historias que contaba de niña a sus primos pequeños. “Era una historia que funcionaba. Solo he tenido que adaptarla a la técnica narrativa que manejo ahora y al rigor histórico que exige una novela”.

Durante el encuentro, Espido Freire ha lamentado la pérdida de lectores adolescentes conforme avanzan hacia la juventud: “A los 10 u 11 años leen mucho, pero luego los vamos perdiendo. Tenemos que seguir trabajando en ello. Y el entusiasmo es contagioso: si tú hablas con pasión de un clásico, les llega”.

En esa defensa activa de los clásicos, Jane Austen ocupa un lugar central. Su ensayo más reciente, Dos tardes con Jane Austen (Alianza Editorial), busca ser “una puerta de entrada” a la obra de la novelista británica. “No fue una autora romántica ni del romanticismo. Escribía sátira, costumbrismo, y su lucidez crítica se ha desdibujado por culpa de lecturas victorianas interesadas”, ha reivindicado. Freire se ha detenido en los mitos construidos alrededor de la figura de Austen y explicó que su aproximación como novelista permite “rebatir ciertos vicios” comunes en los análisis académicos. “A diferencia de la mayoría de biógrafos, yo también soy escritora. Y eso me permite reconocer cuándo una imagen es impostada”.

La autora bilbaína, de raíces gallegas, ha defendido el acceso libre y emocional a los clásicos. “No impondría un canon, pero sí animaría a que los jóvenes lleguen a ellos por entusiasmo. Da igual si entran por Jane Eyre, por Delibes o por El Cid. Lo importante es que un libro les lleve a otro”.

Con más de medio centenar de obras publicadas, decenas de traducciones y una sólida carrera como docente de escritura, Espido Freire ha demostrado en Valladolid que su compromiso con la literatura —y con sus lectores— no entiende de géneros ni de edades. “Espero seguir escribiendo otros 25 años más. O 50, si me dejan”, ha bromeado para cerrar el encuentro, ante un público que respondió con calidez a su sinceridad y erudición.