Feria del Libro de Valladolid > Noticia Principal > “Antonio Machado no hubiera sido lo que es sin su hermano Manuel y viceversa”
La figura de los hermanos Antonio y Manuel Machado sigue siendo relevante casi un siglo después, y la Feria del Libro ha querido profundizar en su relación con una conversación entre los escritores Carlos Aganzo y Joaquín Pérez Azaústre, celebrada en el Círculo de Recreo. Aganzo ha publicado «Las ciudades de Antonio Machado» y Azaústre «El querido hermano», una novela basada en la vida de Manuel y Antonio Machado.
Ambos escritores han criticado la visión simplista que se ha tenido de los Machado, señalando que no hubo enfrentamiento personal ni político entre ellos. Azaústre ha narrado cómo Antonio, en lugar de aceptar una biografía que lo honrara solo a él, insistió en que también incluyera a su hermano Manuel, reconociendo que su vida y obra no se entendían sin él. “No existe ni un solo documento sobre el más mínimo disenso entre ambos hermanos”, ha enfatizado.
Durante la conversación, ambos escritores han coincidido en que ni Antonio Machado habría sido Antonio Machado sin Manuel, ni Manuel habría sido Manuel sin Antonio. Han subrayado que, a pesar de la inmensa cantidad de maledicencias y medias verdades, los hermanos siempre trabajaron juntos maravillosamente bien y se influenciaron mutuamente en su obra poética y teatral.
Carlos Aganzo ha resaltado momentos de gran dolor en la vida de ambos hermanos, como la separación durante la Guerra Civil y la muerte de Antonio. Joaquín Pérez Azaústre ha recordado cómo Manuel, tras la muerte de Antonio en Collioure, se desplazó allí para despedirse físicamente de su hermano, pasando dos días en un diálogo silente con su tumba, lo que evidencia el profundo cariño que se tenían.
La charla también ha abordado la colaboración literaria entre los hermanos, quienes triunfaban en los teatros de Madrid con obras escritas a cuatro manos. Han destacado la complementariedad en sus personalidades y estilos de vida, mencionando anécdotas que muestran a un Antonio jovial y festivo en su juventud, y a un Manuel que, a pesar de ser conocido por su carácter mundano, poseía una profunda reflexión espiritual, especialmente durante su tiempo en Burgos.
Los autores han insistido en que la obra de ambos sigue dialogando entre sí, resaltando la importancia de reivindicar la figura de Manuel Machado, a menudo eclipsada por la de Antonio. Así, han concluido que el legado de los hermanos Machado es inseparable y su relación, lejos de cualquier conflicto, fue de profunda colaboración y afecto, esencial para entender su impacto en la literatura española.
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