El último libro del magistrado Joaquim Bosch, ‘La Patria en la cartera: pasado y presente de la corrupción en España’ ha servido de argumento para la celebración de encuentro dentro de la Feria del Libro de Valladolid entre el autor y el politólogo Pablo Simón en el que se ha analizado el problema de la corrupción en España. Un acto presentado por el periodista Juan Navarro.

Tanto Bosch como Simón han insistido en la necesidad de atacar la corrupción desde el ámbito de la prevención, aportando contrapesos y controles que ayuden a evitarlo. “La reacción instintiva de la ciudadanía es exigir más dureza contra los corruptos, pero en realidad la reacción penal llega tarde, cuando el daño a la sociedad ya se ha producido y es mucho más difícil atajar los problemas desde su raíz”, ha defendido el magistrado.

En este sentido, el Pablo Simón ha insistido en la idea de que la mejor prevención es establecer contrapoderes. “Esto introduce el hecho del coste político que para cualquier partido supone asumir que para resolver cualquier tema de corrupción debe atarse de pies y de manos y esto es algo en lo que pueden estar de acuerdo y es que no están de acuerdo”. En esta línea cree la presión social al desvelarse prácticas delictivas abre la ventana de oportunidad más propicia para tratar de introducir reformas.

Pardo ha añadido que la reforma de la administración pública es una de las reformas pendientes que quedan en España. “Lo que tenemos que buscar son mecanismos que nos permitan dos cosas, que los políticos estén nerviosos y que los funcionarios están separados de presiones”, ha planteado.

Otro de los aspectos que han abordado durante la rueda de prensa es la corrupción durante la pandemia. En este caso, también ambos han coincidido en que pueden aflorar nuevos casos de corrupción ante el relajamiento en los controles administrativos en la contratación para conseguir material sanitario. “Se prescindió de contrapesos y equilibrios por la urgencia de adquirir mascarillas y equipos de protección. Eso no significa que uno pueda adjudicar contratos a quien quieras pero se pueden fijar unas pautas que dentro de ese contexto garanticen una mínima concurrencia y sobre todo no beneficiar a amigos o familiares. Que no haya unas reglas tan garantistas no significa que uno no pueda contratar como le dé la gana”, ha subrayado Joaquim Bosch.

“Contratos de emergencia ha habido en todos los sitios”, ha expuesto Simoón citando ejemplos de Países Bajos o Rumanía, pero ha querido distinguir del hecho de que aparezcan “conseguidores” que se han tratado de beneficiar de el relajamiento de los procedimientos. “Ahí ha dependido más, no tanto de los contrafuertes institucionales como el papel que juega la ética y la convicción personal en estos contextos tan complicados”, ha añadido.